Textos, escritos y comentarios

Tetxos, escritos y comentarios pretende poner a disposición del público, una serie de artículos de psicoanálisis, pequeños escritos, comentarios políticos. Algunos ya han sido previamente publicados (en ese caso el artículo en cuestión tendrá un formato ad hoc), otros no encontraron su pasaje al público, y otros fueron divulgados entre algunos lectores y amigos. Aliento a que si alguno de los textos encuentra un lector interesado en dialogar con él ,lo haga sin reservas.

lunes, julio 13, 2020

ALGUNAS NOTAS BIBLIOGRAFICAS A “DINOS CÓMO SOBREVIVIR A NUESTRA PROPIA HUMANIDAD”.



* William S. Burroughs fue un escritor ensayista, crítico social y artista visual  norteamericano que vivió entre los años 1914 y 1994.

Por su prosa experimental y ligada estrechamente a las experiencias con las drogas y los viajes, ha sido identificado generalmente como miembro del movimiento beatnik de finales de la década de 1950, pero también como modelo de la literatura underground del decenio siguiente y como el padrino y gurú de la generación rock punk de los años posteriores.

pastedGraphic.png

William S. Burroughs
Miembro rebelde de una familia emparentada con la de la industria de máquinas calculadoras, William Seward Burroughs estudió en varias escuelas privadas del Sur y del Oeste norteamericano antes de matricularse en Harvard, donde en 1936 se graduó en literatura inglesa.

Sus primeros intentos literarios se remontan a 1938, cuando escribe a cuatro manos con un amigo una novela policíaca al estilo de Hammet y Chandler. William Burroughs conoció de cerca los bajos fondos de Nueva York y empezó a experimentar con toda clase de drogas. En 1944 entró en contacto con Jack Kerouac y Allen Ginsberg, el escritor y el poeta más famosos de la que, una década después, sería conocida como la «Beat Generation».

En la inmediata posguerra, el uso por parte de Burroughs   de la droga se hizo imparable, a pesar de los esporádicos intentos del escritor de liberarse de ella. 

Después de haber vivido en varias localidades del Sur de los Estados Unidos, se trasladó a México, donde, accidentalmente, mató a su segunda mujer Joan Vollmer en 1951. Al comienzo dijo que  la había matado accidentalmente al querer realizar una imitación de Guillermo Tell.  Luego le dijo a los investigadores que estaba mostrando la pistola ante unos amigos y que de pronto se cayó sobre la mesa y se disparó, causando la muerte de ella. Luego de que volviera a los Estadios Unidos, fue condenado de homicidio in absentia y recibió una pena de dos años en suspenso. Con ella tuvo su único hijo, William S. Burroughs Jr quien falleciera en 1981. 

Viajó durante varios meses por Sudamérica y luego, de 1953 a 1959, se estableció en Tánger, Marruecos, donde era más fácil procurarse la morfina de la que se había convertido en esclavo. Pero el demonio de la literatura no le abandonó, ni siquiera en aquellos años en que estuvo dominado por la droga.

Su primera novela es Yonqui (1953), publicada bajo el seudónimo de William Lee, autobiografía de tono todavía realista de un toxicómano, mientras en Tánger escribe un millar de páginas que, gracias a la ayuda de Kerouac, transformará en la famosa trilogía: El almuerzo desnudo (1959), The Soft Machine (1961) y Nova Express (1964). El almuerzo desnudo dio origen a un proceso por obscenidad.

Tras la publicación de la trilogía, William S. Burroughs se convirtió en uno de los escritores beat y no beat más interesantes de la segunda posguerra norteamericana. Burroughs toma el camino de la negación de una cultura y de una sociedad que detesta, aunque evitando los tonos proféticos de Ginsberg. En él es evidente la intención de "atacar por la espalda" a la sociedad norteamericana mediante la utilización puntual y muy eficaz de la sátira, la cual, significativamente, no desemboca en sarcasmo. No por ello su acusación a toda la sociedad norteamericana, dominada por un estado de "dependencia" similar al de la droga, que él llama "el álgebra de la necesidad", resulta menos eficaz y feroz, porque persigue su objetivo por caminos estrictamente literarios y artísticos. Su interés pasa de la droga a la problemática sexual. El sexo se convierte en símbolo de liberación y metáfora central de la obra. La prosa alucinada de las primeras novelas da paso a una narrativa más coherente, imitación (irónica) de la literatura de consumo.

Del  amplio abanico de sus producciones  literarias y ensayística, extraigo dos ensayos que publicados en 1970 y 1977, que refieren explícitamente a la vinculación directa que él conjetura entre la existencia de los virus y la aparición del lenguaje. Es célebre su frase   que fue llevada incluso a la música, que dice:  “el lenguaje es un virus que vino del espacio exterior”. Veamos cómo él la argumentó.

En “Retroalimentación de Watergate al Jardín del Edén” y en “La revolución electrónica” ( Caja Negra editora, 2009) Burroughs considera que uno de los misterios de los misterios  es el  del principio de los tiempos. “Al principio estaba el Verbo” reza  la Biblia, es decir, estaba el cuerpo de Dios.  Sin embargo, Burroughs   considera que  en el principio… estaba la escritura. (A Jacques Lacan le gustaba decir que  lo que estaba al inicio no era el verbo, sino el acto). 

Por lo general se dice que la palabra hablada  vino antes que la escritura, haciendo uso del hábito humano, en donde  el blableo, la jerigonza infantil, el hecho de que el infante humano nace envuelto por palabras orales,  en el habla materna o en el de otros semejantes.   Más tarde,  llega el sistema educativo formal a enchapar el escrito. (No todas las culturas disponen del escrito como hecho lingüístico.Al inicio todos los pueblos parece que fueron ágrafos.  Pero este hecho  no excluye  que puede que haya sido  la escritura-lectura la que  haya fundado el lenguaje. 

(Hay una conjetura acerca del origen de la escritura en  Lacan, que no requiere de un  costado místico ni viral, en la cual la estructuración del lenguaje se identifica con la localización de la primera conjugación de una emisión vocal con un signo como tal, es decir, con algo que se refiere a una primera  manipulación del objeto. Es decir, que es del objeto que surge el trazo , el trazo marca, que resulta del borramiento de su referente. Algo a ser leído con el lenguaje cuando todavía no hay escritura. Sería por la inversión de esa relación, de lectura del signo, como puede luego nacer la escritura, en tanto ella puede servir para connotar la fonematización.) 

Pero Burroughs no había leído a Lacan, al menos eso creemos. Tampoco lo cita.  Los animales que no escriben, dice Burroughs, sí transmiten información. Se apoya para esto en  Alfred Korzybki quien desarrolló una “Semática general”. La esencia de la obra de Korzybki es la declaración de que los seres humanos están limitados en su conocimiento por la estructura de su sistema nervioso y por la estructura de sus lenguas. Los seres humanos no pueden experimentar el mundo directamente, sino sólo a través de sus abstracciones (impresiones no verbales que provienen del sistema nervioso e indicadores verbales que provienen de la lengua). La escritura  es el modo en el cual el tiempo cuenta; una rata no puede transmitir a sus cachorros u otras ratas acerca del truco que ha aprendido para agarrar el queso sin caer en la trampa. No hay en le mundo animal aprendizaje a distancia.  Por es, para Burroughs, la articulación del tiempo no es posible sin el escrito.  La palabra “pierna” no tiene  ninguna semejanza pictórica con el objeto “pierna” ya que la palabra se refiere a lo oral.  La palabra escrita no es una imagen de lo oral.  

Entonces, la tesis de Burroughs es que la escritura fue en el inicio un VIRUS que hizo posible la palabra hablada y no es reconocida como un virus ya que estaría en un estado de simbiosis  con el organismo.  Si los virus son ‘parásitos’ (ver la película que con ese nombre fue aclamada por la crítica estadounidense y fue ganadora de los mejores Oscars del año pasado), es que terminan destruyendo a las células  que le han permitido duplicarse. El virus  es algo parecido a un pequeño robot a control remoto, un programa de exterminio diría Burroughs. Y lo ideal de un virus sería que se replique pero sin perturbar el metabolismo del huésped. Pero para que eso suceda,  no tiene que ser reconocido como un virus por el organismo. Porque el virus es un organismo estúpido que siempre repite lo mismo, y si es bloqueado  el modo de ingreso,  el virus falla. Es un visitante indeseado que penetra, se replica y huye de la célula. Burroughs no ve belleza en eso ya que no encuentra virus que sean benéficos.  

Burroughs sugiere que la palabra es un virus que efectuó una modificación de carácter biológico en su huésped y luego transmitido genéticamente. Es un virus útil para el huésped y que  requirió que hubiera una mutación del cuerpo, la zona de la garganta del mono, para permitir o causar el desarrollo de la palabra. Por ello liberar al virus de la palabra podría ser más peligroso que la energía atómica. 

Burroughs hace entonces un manual del desorden, por medio de recetas  de cómo usar los grabadores, las fotos, para crear miedo a través del rumor fabricado. Decía que el verdadero escándalo de Watergate fue el uso que se les dio a las cintas grabadas reproducidas. La técnica que quería imponer era la de los empalmes y las ediciones ya que creaban así  cortes en las líneas de asociación, a través de la prensa clandestina, como un modo efectivo de contrarrestar el poder creciente y las técnicas sofisticadas que tiene el establishment cuando quiere desacreditar, fabricar, tergiversa información que supone perjudicial. 

¿Podría ser un virus, una unidad muy pequeña de imagen y sonido? ¿Se puede producir una activación de los virus latentes por medio de imágenes y sonidos, como para el caso de las hepatitis o el herpes?

Su conclusión entonces es de que la palabra puede ser un virus que ha logrado un estatus permanente en el aparato aunque no haya modo de probarlo. La originalidad de su  planteo revolucionario, fue el de empalmar a la biología con la lingüística, haciendo de la palabra algo que viene siempre del exterior (cosa que es así ya que el ser humano no nace con la palabra incrustada en su ADN, necesita de un Otro que lo transmita, para que se implante el significante en el cuerpo.) y además, intenta generar algún modo de supervivencia frente a los ataques del poder del Estado. ¿Usando los mismos recursos? ¿Reconociendo que la palabra es la neoforma de un contagio que se muestra actualmente en 2020 como el terror de  todos los terrores? ¿Que habría dicho Burroughs hoy?

   
**  Bill Gates  es suficientemente conocido como para ocuparse de su papel en el tiempo contemporáneo. Se lo puede escuchar en su charla del 2015 en 



y en la entrevista del 24 de marzo del 2020:




*** Paul Virilio, urbanista, historiador, nació en 1932. Entre sus numerosos libros y artículos, selecciono algunos tramos de “Cibermundo. ¿Una política suicida?” (Dolmen, 1997). Me interesa subrayar algunas líneas argumentales que pueblan sus escritos. Una de ellas es  el tema del accidente. 

“El accidente es un milagro invertido, un milagro laico, un revelador. Inventar el navío es inventar el naufragio; inventar el avión es inventar la caída; inventar la electricidad es inventar el electrocutamiento… Cada tecnología lleva en sí su propia negatividad, que es innovada al mismo tiempo que el progreso técnico.  Internet tiene su propia negatividad. Es la cara oculta del progreso técnico.

Como decía Goebbels, “aquel que sabe todo, no le teme a nada.” El poder de la información puede  transformarse en un poder total.  No se trata de solamente de  alabar a  los marinos de las tecnologías emergentes,  sino  que es preciso develar lo negativo que hay dentro de lo positivo. 

Jamás hemos asistido, salvo, tal vez, con la caída de la Bolsa, a un accidente integral, que afecte a todo el mundo al mismo tiempo.  Para eso tiene que haber una economía de la velocidad. 

Internet nació de un proyecto militar, Arpanet.  A partir de Vietnam, la guerra se transforma en un fenómeno cada vez más electrónico. Drones, satélites, direccionamiento de misiles, bombas y ataques a los sistemas de almacenamiento de datos. Y paralelamente aparece una información mundializada. Se produce ya no una militarización de la ciencia sino una militarización de la información, de los conocimientos. 

Otro punto importante para él es la cuestión de la tele-presencia que a fin de cuentas pone en entredicho la situación del cuerpo.  Se niega el “aquí” en beneficio del “ahora”. Se va perdiendo el cuerpo del otro en pos de una especialización de lo lejano. No hay adquisición sin pérdida.

No me preocupa la apertura de las fronteras, pues no soy nacionalista. Si me preocupa la supresión de las fronteras o de la noción de límite geográfico. Hay allí una negación de la localización, que va de la mano del carácter desmesurado de las tecnologías  del tiempo real. Cuando se suprime una frontera, se vuelve a colocarla en alguna parte. 

Tras dos siglos de revolución industrial y científica, la liquidación del dios de la trascendencia y del monoteísmo ha desembocado en la puesta en órbita de un dios máquina de la información, después de haber sido un dios máquina de la energía atómica. No podemos  actuar como si fuéramos no creyentes. Tenemos que escoger nuestra creencia. O creemos en la tecno ciencia o creemos en el dios de la trascendencia. El hombre no es el centro del mundo sino el fin del mundo. No se puede mejorar al hombre. No hay eugenismo en la especie humana.”

Para Paul Virilio, hay una lógica del accidente que se verificará cuando eso ocurra en todos los habitantes del mundo. Con los medios enlazados a la velocidad de la luz (imagen y sonido) se ha generado la ocasión del accidente permanente, del micro-accidente. Explorar esos micro accidentes implica poner en acto una política del cuerpo que  haga una crítica a la riqueza  que resulta de acumular información como una mercancía más. 

****  A Guy Debord se lo conoce por haber sido el fundador en 1957 de la Internacional Situacionista, disuelta en 1972. Este movimiento de vanguardia artística y en la investigación experimental de la libre construcción de la vida cotidiana, encontró en  el libro de Debord “La sociedad del espectáculo” su obra más acabada. 

Extraigo de los comentarios que él le hiciera a su propio libro en el año 1988 (Anagrama, 1999). Resumiendo,  Debord demostró que el espectáculo moderno era el dominio autocrático  de la economía mercantil y que había  alcanzado un status de soberanía irresponsable. Que las revueltas del año 68, ninguna logró  derribar la organización existente de la sociedad, de la que el espectáculo pareciera que brota como espontáneamente, se refuerza y se expande. Muchos lo aceptan como una invasión civilizadora, inevitable e incluso sienten ansias de colaborar con ella. Prefieren no saber para qué sirve esa conquista  ni adonde va. 

El poder del espectáculo es unitario, centralizador. La dominación espectacular ha logrado criar a una generación sometida a sus leyes, que domina por todas partes en la creciente diversidad de las extravagancias mediáticas.  Para eso se ha integrado el monopolio y el control en pocas manos de la información, con la diversidad y variedad del mercado y la posibilidad de escoger dentro de él mercancías cada vez más particularizadas y listas para ser usadas. Se ve de pronto desencadenarse,  con alegría de carnavales, una parodia del fin de la división del trabajo.  

Para ello, dice Debord,  se combinan cinco rasgos principales: la innovación tecnológica incesante; la fusión de la economía y el Estado; el secreto generalizado; la falsedad sin respuesta; un presente perpetuo. Es una sociedad perfecta para ser gobernada; la prueba es que todos  cuantos aspiran a gobernar, quieren gobernar  precisamente esta sociedad, con los mismos procedimientos y conservarla  casi exactamente tal como está. 

El espectáculo es el momento en que la mercancía ha logrado la colonización total de la vida social.  El grado de abundancia de las ganancias  alcanzado en la producción de las múltiples mercancías exige ahora una colaboración adicional del obrero, del empleado, del asalariado. Súbitamente redimido del desprecio total que le notifican con claridad todas las modalidades de organización y vigilancia de la producción, fuera de esta, se ve diariamente tratado  aparentemente como una persona importante, con solícita cortesía, bajo el disfraz del consumidor. Entonces el humanismo de la mercancía toma a su cargo “el ocio y la humanidad” del trabajador. 

***** George Orwell escribió su más famosa obra “1984” cuando estaba ya  enfermo de tuberculosis y vivía en una isla en el norte de Escocia, en 1948. Describe una sociedad futura utópica o más bien llamadas  de utopías negativas ya que cobijan la descripción de una sociedad gobernada y regida por un poder monopólico y persecutorio (El Gran Hermano). 

Dentro del conjunto de reglas, protocolos, mandamientos que rigen verticalmente de un estado autoritario, unipersonal, en permanente guerra con las otras dos partes del mundo, es destacable el modo en el cual Orwell imaginó el modo en que Ingsoc, (el nombre del estado, Socialismo Inglés) trata a las personas que consideran que traicionan al régimen, a los insurrectos, los opositores, los sospechosos, los extranjeros: los hacen desaparecer. A este procedimiento se lo llama “vaporizar”. 

En este método de exterminio, en la vaporización de los cuerpos (en clara alusión a un tratamiento de transformar los cuerpos en otro estado (sic) de la materia, a la manera de la física con los líquidos, se hace además junto a eso un tratamiento del tiempo y de la historia., Todo registro desaparece junto con el cuerpo, de manera que es como si nunca hubiesen existido. Todo se desvanece en la niebla. El pasado queda borrado e incluso es borrado de la memoria el acto mismo de borrar. Eran como cadáveres que  esperaban la hora de ser  enviados nuevamente a la tumba.  Si el mundo y el pasado están en la mente, y esta es controlable, se puede controlar el pasado y a la realidad presente. 

Junto a esto existe una policía del pensamiento cuya vigilancia se realiza mediante dispositivos electrónicos, compras por doquier, drones o helicópteros, reconocimiento facial y de los gestos de los individuos que debían estar en correspondencia con las palabras. Cualquier desacuerdo en este aspecto era considerado un facecrime, un “caracrimen”.

Al mismo tiempo es necesario describir el modo en el cual se realizaba una gigantesca tarea con el lenguaje inglés, al  promover el uso de lo que se llama la Neolengua: “Newspeak”. Un cúmulo de funcionarios fabrican esta nueva lengua que  se propone que sea usada por todos. Se trata de una política de  la lengua que consiste en ir reduciendo el número de palabras, aquellas que son inútiles, las redundantes, los antónimos, de manera de lograr una mayor economía de recursos y el “doblepensamiento” (el método de pensar) sea así purificado. Este doble pensamiento es el ideal de la sociedad de 1984. Resulta  como una suerte de método de pensamiento sobre la paradoja. Ejemplo: Se llama “Ministerio del Amor, al ministerio del Interior, el que está diseñado para controlar el orden interior. Una palabra tiene que  decir algo y su contrario al mismo tiempo. Economía del pensamiento. 

En ambos procedimientos encontramos el mismo método: sustracción de personas- sustracción de palabras; así como se vaporizan  cuerpos se vaporizan palabras. Orwell, al final de su novela,  escribió una addenda en la cual describe minuciosamente las reglas  que compone la Neolengua, la cual es altamente aconsejable leer, ya que allí vemos al autor jugando con la lengua inglesa y marcando un ejercicio de plena libertad para deshacer el inglés, despoblarlo, convertirlo en una lengua sin ambigüedad ni dobleces, un   hilarante fascismo. 

Muchos han encontrado en la fantasía de Orwell, ciertos detalles de la vida cotidiana que hoy por hoy, se encuentra en franca explosión a partir de los recursos de la tecnología informática. Los micrófonos que graban para  saber de los movimientos de las  personas  ya que recaban información personalizada; el “hablaescribe” una máquina que hace ya prácticamente prescindible el escribir a mano, ya que a la manera de un dispositivo tipo Siri o Alexa, imprime y guarda lo que se le dicta; la tele-pantalla; la música enlatada; El Ministerio de la Verdad, una agencia gubernamental para controlar las noticias falsas. 

Aunque su objetivo en ese momento estaba  totalmente dirigido hacia  el sistema estalinista y al nuevo poder de los Estados Unidos, lo hacía desde una profunda  convicción socialista, cediendo únicamente a la clase proletaria el lugar de la esperanza para  hacer un nuevo mundo. 


1984 debe de ser leído porque su riqueza está en los detalles que tal vez importan más que la trama de los personajes atrapados en el sistema.